Todos estos problemas de salud, que me llevaron a pasar por el quirófano a finales de marzo, ya tienen una causa. Las consecuencias fueron una intervención para sacar mi pericardio, que estaba calcificado. Y una posterior ablación, durante el verano, para recuperar el ritmo del corazón a niveles normales.
Volvamos a la causa. Después de varios meses, y visitas a diferentes especialistas, me han diagnosticado una rara enfermedad del sistema inmunológico: UCTD (Undifferentiated connective tissue disease, por sus siglas en inglés), o en español, enfermedad indiferenciada del tejido conectivo.
En resumen, mi cuerpo genera más defensas de lo habitual, y acaba atacando al propio organismo. Lo de indiferenciado, significa que puede derivar en diferentes enfermedades autoinmunes, desde lupus a artritis. También puede terminar siendo controlada, y no causar más males en el futuro.
Con ese objetivo e ilusión, ya comencé el tratamiento. Yo me siento mejor. No puedo correr igual que antes, pero si puedo caminar a ritmo rápido. El tratamiento me obliga a tomar 5 pastillas diarias, pero por suerte llevo un ritmo de vida normal, al nivel de antes de la cirugía.
Las enfermedades autoinmunes son unas grandes desconocidas. Espero que mi caso sirva para dar a conocer esta rara enfermedad, aumente la inverstigación, y se encuentre un tratamiento específico. De momento se trata con unas medicinas para la malaria, que han dado buen resultado. Aunque los efectos secundarios a largo plazo pueden dejar secuelas importantes.
Con toda la fuerza para seguir mejorando y poder correr pronto. La ilusión del Miami Marathon
en enero, sigue intacta. Sería mi decimo año consecutivo en la línea de
salida en Biscayne Boulevard, y en la llegada de Bayfront Park.
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